Theresa "Tessa" Ashdown

Era una noche completamente opaca, el cielo estaba plenamente cubierto por aquellas nubes grises que hacían alusión al mal tiempo. Una ligera lluvia comenzaba a caer por aquella parte de la atmósfera y del espacio exterior, esa ligera lluvia se volvía más y más intensa, y ahora estaba acompañada por truenos, relámpagos y rayos que estaban indicando el comienzo de una tormenta muy fuerte.

Por una pequeña ventana, de una casa desvencijada de cuatro pisos que estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia, se asomaba un cabello rubio y ondulado, seguido de unos ojos curiosos y a la vez asustados, ella era la pequeña Tessa de apenas 10 años. La niña rubia siempre sentía una gran curiosidad por las tormentas, pero al mismo tiempo le asustaba escuchar el ruido de los truenos, su padre le decía que eran gigantes tocando el tambor en el cielo, y eso lograba que no pudiera despegarse de la ventana porque creía y tenía la ilusión de poder llegar a ver a algún gigante. "Theresa vete a dormir, ahora". Se escuchó una voz femenina que provino por una escalera de caracol reforzada que subía a los pisos superiores y que podía verse desde la puerta de la habitación de Tessa. "Pero mamá... quizá vea un gigante hoy". Respondió con pesadéz, la niña no quería irse a dormir, y es que ella era una persona demasiado inquieta, pero luego de varias llamadas de atención, hizo caso.

Así pasó una semana, ahora el sol y el color azul intenso del cielo daban a entender que la tormenta se había ido hace rato, y que se podía disfrutar de una tarde en un parque. La familia Ashdown no tenía demasiado dinero, vivía en un hogar tan precario pero a ninguno parecía importarle.
Tessa corrió por el jardín, estaba lleno de maleza y el césped necesitaba un recorte, con árboles de troncos nudosos junto a los muros y, en el arriete, plantas de todo tipo. También había un gran estanque de agua verde lleno de ranas a la izquierda, a Tessa le gustaba agarrarlas. La niña se sentó a leer un libro que le había regalado su tía, y se quedó completamente dormida. Mientras dormía, se fundió en un profundo sueño, y otra vez, sentía esa sensación de caer y caer sin final, pero ahora había un conejo blanco, caminaba con un reloj y hablaba, iba a llegar tarde a algún lado, y otra vez sentía que caía, eso provocó que se despertara. En el momento en que abrió los ojos, vio a su padre junto a ella, tocando su mano.
"Papá, ¿estoy enloqueciendo?" Preguntó Tessa. "Me temo que sí. Te has vuelto loca, estás demente. Pero te diré un secreto. Las mejores personas lo están." Respondió su padre tocandole la frente y dedicandole una sonrisa que Tessa jamás olvidó, quedó fotografiada en su mente, ya que fue el último recuerdo que tuvo de su padre, quien había fallecido pocos días después a causa de una enfermedad.

Devastada, Tessa ahora tenía 15 años, era una muchacha con un caracter bien formado, su madre estaba orgullosa de ella, pero de vez en cuando tenía que luchar con la actitud inquieta que la niña, ahora adolescente, había incrementado. Tessa se interesó por las artes marciales, no era una chica demasiado femenina y mientras crecía, desarrolló un odio hacia los vestidos.
En la secundaria, hizo pocos pero grandes amigos, de esos que duran para siempre. A ella no le interesaba tener muchos amigos, porque al fin y al cabo los verdaderos eran contado con los dedos de la mano.

Todo iba bien en la vida de Tessa. A veces se sentía mal por no poder compartirlo con su padre, lo extrañaba, pero ella creía y sabía que de alguna forma él estaba allí, viendo como ella crecía. La muchacha estaba feliz, su vida estaba tumando un rumbo interesante, pero cuando todo va bien, va tan bien que va mal. El telefono sonó, Tessa y sus amigos recién llegaban a la casa de la niña. El teléfono seguía sonando, como si fuera un pedido de auxilio. La rubia se quitó sus zapatos y corrió a atender. El mundo se desmoronó completamente, su madre había tenido un accidente fatal.
Tessa se quedó sola, iba a ir a un internado, pero gracias a su mejor amiga pudo evitarlo. Tessa se hizo grande de golpe, trabajó como camarera para pagarse sus estudios.
De vez en cuando le gustaba pasar por su antigua casa, que seguía estabando igual que como la última vez que había puesto un pie allí.

Años después, se acercaba el cumpleaños número 18 de Tessa, sus amigos de siempre le habían regalado un viaje en un crucero, al cual la muchacha, ahora una jóven adulta, no tenía pensado ir, no por el hecho de que no le gustara la idea, sino porque sus amigos habían gastado tanto en el pasaje, que le recordaba que ella no tenía dinero y el resto debía ayudarla en lo económico. Pero luego de varias insistencias, ella aceptó.
Sus 18 años finalmente llegaron y allí estaba, dentro del crucero. Era hermoso y deslumbrante. Tessa pensaba que era demasiado lujoso para alguien como ella que nunca había estado cerca de algo tan caro.
Cuando por fin pensaba que iba a relajarse, algo aún más terrible que todo lo que le había sucedido en su infancia y adolescencia, sucedió.
El barco quedó atrapado por la tempestad, y no podía hacerle frente al viento. Tessa como pudo intentó ayudar a todos los que podía, ella era así, y nada le daba miedo. Finalmente, el barco se dejó llevar a la deriva, y fue entonces que la muchacha cayó, hundiendose en el agua, en aquél agujero. Por un momento su sueño infantil se le había venido a la cabeza, porque era esa sensación la que sentía, y de pronto todo se apagó.

Un momento después, abrió los ojos, sentía como su ropa estaba aún mojada, creía que todo había sido parte de un estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un organismo. Una manifestación mental de imágenes y sonidos, pero no. Se encontraba en una isla completamente ajena y extraña para ella. Para su sorpresa no estaba desierta, y desde ese instante procuró ser una sobreviviente. Algo no estaba bien, algo raro sucedía.

Tessa es una chica valiente, a la que le gusta estar rodeada por la gente que la quiere y a la que ella, a su vez, quiere, y sería capaz de hacer cualquier cosa para defenderla. En un primer momento, es una muchacha a la que le gusta dibujar y leer.

Es demadiaso sarcástica y algo cabezota. Es una chica dulce, pero algo agresiva cuando se requiere. A veces suele ser demasiado impulsiva y cuando algo se le mete en la cabeza, es dificil hacer que cambie de opinión. Ella hace todo lo posible para lograr lo que quiere y por lo general se pone en peligro, dejando a las personas que se preocupan por ella, muy exasperadas.

Theresa destaca por ser luchadora, honesta , solidaria. Siempre dice lo que piensa y nunca se rinde ante las injusticias. Hace las cosas a su modo, sin importarle lo que los demás piensen. Es muy divertida, y loca.
Cuando se enoja suele saltar como leche hervida, y no puede callarse nada, algunas veces su exceso de sinceridad abochorna a los demás.

Suele meterse en situaciones que le ponen en peligro simplemente por indagar más en el asunto, es por lo tanto contundente y persistente en lo que hace.

No se considera para nada hermosa, y a menudo se compara con chicas que realmente son "perfectas", como ellas las describe.
No soporta a la gente que que se cree superior que los demás, y por eso siempre se enfrenta a ellos sin rodeos, defendiendo a los que son más débiles y haciéndoles bajar de la "nube en la que viven".
Es excelente en las artes marciales. Odia que la llamen por su nombre completo: Theresa.

Se desvive por los suyos y no dejaría que nada le pasara a las personas que ella quiere.
Es capaz de todo por defender en lo que cree y nunca se da por vencida. No le gusta seguir las reglas, ni que le digan lo que tiene que hacer. Le encantan los retos, cuanto más difíciles mejor.

Se atreve a lo que la mayoría no se atreve y generalmente sale bien cuando se enfrenta a un problema. En cada obstáculo ve una oportunidad para demostrar quien es ella realmente.

Tessa es una muchacha completamente fuerte de alma y cuerpo. Su forma de lucha se basa en las artes marciales en prácticas y tradiciones codificadas cuyo objetivo es someter o defenderse mediante la técnica. Maneja bien las espadas, pero como no posee dicho objeto en mano, utiliza rama de árboles y todo lo que tiene a su paso como método de defensa.
No le teme a nada, y es eso seguramente el por qué siempre tiene la mente clara para poder pensar antes de actuar y no dejarse llevar por el pánico y el miedo de estar en un lugar que no conoce.
Es buena trepando árboles y lo eso lo usa para poder refugiarse y observar las cosas desde arriba.  Es impulsiva y quizá eso le juegue en contra, pero al mismo tiempo la ayuda de vez en cuando.

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