John Houston

Desde que John tiene uso de razón, ha vivido toda su vida con sus padres en uno de los suburbios de París, aunque por alguna extraña razón, el era hijo de dos padres de raza negra, a pesar de ser blanco. Cuando creció descubrió que su madre era prostituta en París y que le había abandonado nada más nacer y que aquella pareja negra que no podía tener hijos le había adoptado. Su madre adoptiva era cariñosa con él, le trataba bien, le quería como  si fuera su verdadero hijo. Por el contrario su padre adoptivo llegaba a casa siempre borracho. Pese a ser una familia humilde, John había ido a la escuela donde era tratado como un trapo sucio recibiendo diariamente comentarios racistas y dudosas opiniones sobre su origen. Pese a todo ello el había seguido adelante apoyándose en la ayuda de uno de sus profesores, Richard, gracias a él aprendió a calmarse frente a las burlas y aprendió muchos valores que posteriormente le fueron de mucha utilidad, tales como la caridad o el cariño al prójimo.

Un día, mientras John llegaba a casa del colegio -apenas tenía 12 años-observó una escena que marcaría su vida para siempre. Un cuerpo inerte yacía en el suelo mientras su padre adoptivo lo golpeaba con una botella de cerveza rota una y otra vez, mientras la sangre recorría el suelo de la estancia. Su padre, borracho, había matado a su madre. Perseguido por su padre huyó de casa y no volvió jamás. Se refugió en casa de un amigo, el único que tenía, cuya madre sintió piedad por él y aceptó acogerle.

Cuando ambos amigos crecieron, John y James -que así se llamaba su amigo- fueron a estudiar bellas artes a una universidad pública parisina ya que, la pobre madre de James a la que John consideraba como su verdadera madre no podía permitirse pagar a una escuela privada de pintura. Juntos, los dos amigos, iban a pintar con sus caballetes por las calles de París, pintando aquello que consideraban bellos, buscando perspectivas, colores, tonos y motivos. De vez en cuando, acudían al museo del Louvre para realizar una copia de un cuadro junto con muchos otros pintores internacionales que buscaban inspiración en los cuadros más famosos del mundo.

Un día John recibió una llamada de una galería estadounidense que había visto sus cuadros y que estaba interesada en colgarlos durante una temporada. Entusiasmado, John aceptó la oferta y compró un billete de avión en el que llevó varios de sus cuadros. Todo el dinero que había ido ganando se lo había gastado en ese viaje.

Le gustaba la sensación de volar. Nunca había volado antes y estaba tan maravillado por las vistas que tenía desde la ventanilla del avión que le dio mucha rabia no poder sacar su lienzo y darle al pincel. Según iba avanzando el viaje el cielo se iba oscureciendo, amenazando con tormenta, y así fue. Quedaban tres horas de vuelo según el capitán cuando las luces que indican que es momento de ponerse el cinturón se encendieron y el avión comenzó a zarandearse. Todas las luces se apagaron y lo único que John recuerda es el vacío y los gritos de temor de los que estaban en el avión. John cerró los ojos y se aferró al asiento.

Despertó en una isla, lo único que le quedaba era un pincel que la corriente marina había arrastrado hasta él. Miró el suelo que pisaba: arena. Al fondo podía ver una densa jungla. "¿Y ahora qué?" se preguntó John mientras arrastraba los pies por la suave arena.

Artístico, polifacético, feliz, positivo, imaginario, soñador... Así es John.

John es el típico hombre al que no le importa su apariencia física: no atiende a su ropa, no atiende a su olor, no atiende a su peinado. En definitiva, es muy descuidado. Este aire descuidado que lleva es debido a su ensoñación. Está más pendiente de su mundo de fantasía que del mundo en el que vive. No es difícil verle en su propio mundo, prestando atención a nada y viviendo alejado de la realidad que le rodea, lo que, cuando vivía en París, le llevó a sufrir algún que otro percance como choques contra farolas o casi atropellos.

Es capaz de ver el lado positivo a todo. Lo primero que dijo al llegar a la isla fue: "Al menos, es bonito". Nada le puede detener, cualquier adversidad puede tener una manera de superarse, incluso las más difíciles él las ve como fáciles. No es cabezota, se rinde con facilidad, pero según él todo tiene una solución. Se le conoce como un hombre "multiusos": siempre sonríe, pero se emociona con facilidad. Si se le cabrea explota como un volcán de ira, y si se le cuenta un chiste ríe como el que más, aunque el chiste sea malo.

Tiene una capacidad imaginativa muy grande, que va a juego con su positividad para ver siempre el lado bueno de las cosas. Esta capacidad imaginativa se mezcla con su creatividad y talento artístico para dar como resultado a John, pues eso es: arte creativo e imaginativo dentro del cuerpo de un hombre.

A John no le gusta luchar. Sus principios le indican que es mejor la palabra antes que la lucha, pero sí que ha tenido contacto con la lucha en varias ocasiones. Mientras estudiaba la carrera de Bellas Artes, en la universidad, había un club de tiro con arco con el que practicaba y se le deba bastante bien, siempre daba en la diana. El arco fue su segunda pasión mientras estudiaba, lo usaba en su tiempo libre, y lo pintaba de diversas perspectivas. El éxito con el arco es debido a su puntería natural. Es ágil y bastante rápido.

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