J. Dagmar Wazowsky

Jya Dagmar Wazowsky. 19 años. Nacida en Ottawa, capital de Canadá. Es adoptada, por una pareja de chicas homosexuales a la edad de 11 años. Un "hermano" de 20 años al que no soporta y seguramente jamás soportará.

Dagmar nació como la primera y única hija de un matrimonio que, al no querer hijos, la dejó en un orfanato de la zona. Allí pasó once años de su vida, once años de los cuales seis se mantuvo silenciosa, no tenía apellido, solamente nombre, un nombre extraño igual que ella. No era de las que hacía amigos a doquier, solo unos pocos, pero eran de verdad, de los que están a tu lado en todo momento. A los siete comenzó a cambiar, y esa niña callada y solitaria pasó a ser una niña demasiado habladora y alegre. Siempre estaba de un lado al otro del orfanato riendo y saltando, y aún así no hacía más amigos, no porque la gente no se acercase a ella, si no porque ella les rechazaba, igual que ellos habían hecho antes.

Y cuando todo marchaba bien, la adoptaron. Una pareja de lesbianas de apellido Wazowsky-Lillyourn. Pero no solo la adoptaron a ella. También adoptaron a Sean, uno de los niños que la había dejado de lado y tratado como inferior durante el tiempo que Dagmar prefirió estar sola. Ambos adoptaron el apellido Wazowsky, y por lo tanto se convirtieron en hermanos... O algo parecido. Pasaban el día peleándose y haciéndose trastadas. La casa era grande y tenía un jardín enorme con una piscina y una casa de invitados, por lo que ambos vivieron sin complicaciones más que la de tener al otro en la misma casa.

Dagmar demostró tener una inteligencia y un sentido de la responsabilidad enormes, mientras que Sean era fuerza y acción. Y era eso lo que les convertía en el dúo perfecto, ella pensaba y él realizaba, ella se encargaba de los momentos en los que la responsabilidad era indispensable y él en los que era mejor actuar sin pensar. Sus madres estaban orgullosas de ellos e insistían en que deberían empezar a llevarse mejor pero para la chica era imposible, Dag todavía tenía una con el tema del orfanato.

Y entonces un día hará cuestión de un año y medio, Sean decidió comentar lo aburrida y poco arriesgada que era Dagmar, y decidió proponerle un reto. Así que a la medianoche ambos se adentraron en el bosque que estaba rodeando la casa. Estaba oscuro y no paraba de llover por lo que la morena no veía nada, por lo que no se dio cuenta de que había un punto en el que todo se cortaba, una gran grieta se abría y solo hizo falta un paso en falso para que Daggie cayese en aquel abismo.

El corazón le latía a mil por hora, pensó que iba a morir, y justo entonces la caída se paralizó un segundo, dejando a Dagmar suspendida el aire, para posteriormente chocar contra el suelo de... ¿una playa? No estaba sola, no sabía que hacía ahí, y mucho menos como había terminado en aquella ¿isla? Pero lo que si sabía era que tenía que sobrevivir.

Hará un par de meses hubo una nueva aparición en la isla. Una que no le hizo ni pizca de gracia a Dagmar. Una que solamente consiguió sacarla de quicio. Sean.

Rara. Fría. Orgullosa. Desconfiada. Cabezota. Inteligente. Curiosa. Habladora. Alegre. Divertida. Torpe. Sarcástica. Protectora.

Si te encuentras alguna vez a Dagmar por ahí como si fuese algún extraño tipo de mono, no te asustes, no llames a nadie porque es imposible hacer que pare. La pobre es rarita, bastante, y es algo que no tiene remedio, así que simplemente déjala estar, sigue tu camino y déjala sola con sus rarezas múltiples como andar haciendo el pino, hacer la croqueta en una colina y demás variantes de las anteriores.

¿Fría? Puede ser, sin duda no dejará que le hieras el orgullo, y mucho menos que le faltes el respeto, no soporta que la gente le diga lo que tiene que hacer, ni como hacerlo, le desespera que le orden cosas. No se deja pisotear por nada ni por nadie, intenta pasar por encima de ella y te encontrarás con una persona que puede llegar a ser excesivamente calculadora. No es fácil conseguir que confíe en ti, puede conocerte de hace años y no brindarte su confianza, ahora si, la gente en la que confía es para la pelirroja lo más importante, pero si alguna de esas personas traiciona su confianza, puede prepararse, porque Dagmar es realmente capulla, "ojo por ojo, manga por manga".

Es demasiado cabezota, si dice que hay que ir a otro planeta, hay que ir a otro planeta, si o si, no hay segundas opciones. De ideas claras y fijas, cuando algo se le mete entre ceja y ceja no para hasta verlo realizado, da lo mismo lo que sea, ¿qué quiere hacer que el suelo de todo el mundo sea naranja? Créeme cuando te digo que tarde o temprano lo conseguirá, ¿cómo? Ni idea, pero ten por seguro que así será, que no parará hasta que no sea naranja.

La inteligencia es un don que solo algunos tienen la suerte de poseer. Dagmar es una de esas personas que con solo plantearle un problema, busca la solución más adecuada, rápida y sencilla, en menos de lo que tardas en decir "Achús". De mente rápida y clara, muchas veces se detendrá en alguna resolución de algo, pero no creas que es porque no lo ha comprendido, al contrario, si acaso es porque piensa que hay varias soluciones, y está sopesando la mejor, la más efectiva, aunque sea la más difícil, porque no siempre lo posible va ligado a lo fácil.

Curiosa, muy curiosa, intenta buscarle tres pies al gato, le da mil vueltas a todo hasta que descubre lo que quiere. Sería capaz de ir hasta la luna y vuelta si con eso sacia su gran curiosidad, simplemente le es inevitable sentir curiosidad por cada cosa que ve. Habla, demasiado y muy rápido, por lo que habrá veces en las cuales, si te enteras de lo que te cuenta ¡alabado seas! No si calla ni debajo del agua, siempre hablando, y hablando y hablando, continuamente como si tuviera algún tipo de mecanismo mediante el cual, hasta que no lo dice todo, no se calla.

Si te la encuentras por la isla lo primero que pensarás es que es la dulzura personificada. No te encontrarás con nadie más dulce que la pelirroja, siempre con una sonrisa en sus rosados labios, añadirá la dulzura a tu vida. Piensa en una persona alegre, divertida, responsable, ¿ya tienes una idea de esa persona? Pues bien seguramente estés pensando en Dag, esa alegría que te anima todos los días, esa diversión que la caracteriza es única e inimitable, como el sol que cada mañana entra por tu ventana, sociable hasta decir basta, nunca vas a verla sola. Valiente como nadie, no dudará ni dos segundos en aceptar cualquier reto que le pongas, de hecho según ella, la vida es un reto, que cada día te sorprende con algo nuevo.

Es muy torpe, es extremadamente torpe. ¿Conoces el dicho, nunca se tropieza dos veces con la misma piedra? Pues Dagmar si lo hace, se tropieza con esa piedrecita una, tres y hasta quince veces, y la piedra no es una metáfora, realmente se cae con las piedras, y los jarrones, y si hay algún perro, niño, persona en medio, también cabe la posibilidad de que se caiga.

¿Protectora? Hasta decir basta, seguramente sea la primera persona en meterse con sus más allegados y sacarles de quicio, pero que alguien les toque o les insulte y ahí está Dagmar para defenderles aunque tenga que llegar a las manos. Te dará dos oportunidades de irte y no volver a molestar a los suyos, pero a la tercera no se lo pensará dos veces antes de encaramarse contra ti. Puede parecer afable y comprensiva pero sus palabras pueden llegar a cortar más que mil cuchillos. Simplemente no soporta que critiquen a sus cercanos y no se cortará ni un pelo si tiene que ponerte en ridículo con tal de que no vuelvas a meterte con la gente a la que quiere. Así que ya sabes, cuidado con lo que dices o haces.

Por lo general no suele ser la primera en atacar. Prefiere quedarse en guardia, esperando a que el oponente de el primer paso. No tiene una gran fuerza en los brazos, por lo que usa más patadas a la hora de dañar y esquivadas a la hora de defenderse. Si llega el momento de atacar, seguramente se sirva de los codos y las rodillas, que es donde mayor fuerza posee. Estilo de lucha predefinido, no tiene. Solamente los puntos anteriormente señalados. Aunque quien sabe, con lo cambiante que es Dagmar, cualquier dia nos sorprende, y todo lo antes dicho cambia.

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